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"Pensando en gris"
PENSANDO EN GRIS
Al mezclar un pigmento blanco con uno negro se construye el gris. Dependiendo de la luz incidente así es el color de la sombra. El color gris puede ser más o menos intenso dependiendo de la cantidad de blanco y negro. Una vez obtenido el color grisáceo no se puede quitar negro para aclararlo; es necesario añadir más blanco. Asociamos a lo gris lo apagado, sombrío, ceniciento, plomizo, lánguido, mustio, soso, desvaído… pero también… plateado.
Una reflexión apunta: "A lo mejor no tienes la vida que soñaste, pero posiblemente tienes la vida que muchos sueñan." Todo nace de una actitud en consonancia con la expectativa, pero también del equilibrio entre el mundo interior y el exterior, apuntaba Sigmund Freud.
Despertar requiere desaprender o aprender nuevas cosas más apropiadas que reemplacen lo aprendido. Obteniendo un grisáceo o un plateado. Estos principios que intentamos esbozar son los que nos permiten concienciarnos cuándo se ha rebasado la frontera de la tolerancia para beber de la permisividad. Cuánto respirar de perseverancia para evitar la tozudez; cuánto de bondad para sortear la mojigatería. ¿Sería pensar en gris? Hay muchas tonalidades y no siempre es el término medio entre el blanco y el negro, el medio camino entre la estupidez y la sabiduría.
Sabemos que en la Historia ha habido legendarios personajes dignos de mención. Concretamente en la historia de España vamos a mencionar una anécdota a colación de lo expuesto. Nos referimos a don Práxedes Mateo Sagasta, persona destacada de la política en la segunda mitad del siglo XIX, en tiempos de Alfonso XIII. Ingeniero de Puertos y Caminos, masón, pertenecía al partido liberal y fue presidente del Consejo de Ministros entre 1870 y 1902, famoso por sus dotes retóricas. Ya anciano presidió su último Ministerio y en una sonada sesión un diputado republicano, representante de un partido extremo, pronunció un violento discurso, con tal vehemencia que los correligionarios de Sagasta se hacían cruces sobre cómo contestaría a semejante sarta de desatinos. Levantándose de su escaño, ante la general expectación se expresó así: "Las palabras que acaba de pronunciar su señoría son de tal gravedad y atacan de tal suerte instituciones y personas, que he resuelto imponerle una sanción: No contestarle." Y se sentó, sin más argumentación. Muchos destacaron su soberbio y breve discurso.
Nuestros mecanismos de defensa adoptan estrategias en busca del placer o evitar el dolor, pero nos cuesta establecer la frontera entre uno y otro. Así que, casi forzosamente, nos toca reptar entre ellos e inventamos excusas para paliar culpabilidades. Esa línea grisácea puede verse más o menos plateada, no tanto dependiendo del objeto que intercepta como de la intensidad de la luz. Ese mundo ceniciento en el que da la sensación nos movemos no deja de ser el resultado de mirar con los ojos entornados, como si nos molestara la luz.
¿Cuánta cordura o sensatez es necesaria para pensar en brillo o en mate?
"Conocer tu propia oscuridad
es el mejor método
para lidiar
con la oscuridad de las demás personas."
C. Jung