El sutil susurro de la sentencia, moraleja, aforismo… del renglón entrecortado, fluidificando el mensaje, el ritmo, la cadencia, contribuye a enmarcar el poder de desperezarse, de flexibilizar el mensaje con miras al entendimiento, intentando sortear el conflicto entre el Yo y el Ego, incluso entre mente y espíritu, apostando por el "Somos Uno". Su lenguaje evocador sugiere, imagina, discurre sentidos; pellizca la fantasía y la intuición. No importa, no obstante aunque lo aparente, tanto la forma como el contenido.

      Aprovechamos esta aproximación poética para reencontrarnos con el encargo de la Esencia, con la sencillez necesaria para iluminar lo preciso, desvaneciendo las sombras. 

      Los pellizcos hacia la consciencia pretenden auparnos hacia un enfoque sugerente, abierto a cuestionar creencias y aprendizajes, hábitos, apegos y actitudes, no tanto en el valor de la palabra, bajo la etiqueta de poema, como en el destello, en el guiño, que anima a escuchar, a través de la palabra, la melodía del Alma, al reencuentro con el Espíritu.

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